
“Estas páginas son para quienes han comprobado azorados como una izquierda que hasta ayer luchaba por la libertad de expresión en Occidente, hoy justifica la censura en nombre del no ofender. Esa que ayer comía curas y ahora se alía con el oscurantismo religioso en detrimento del laicismo para oprimir a la mujer y a los homosexuales. Esa que a la liberación sexual responde con un nuevo puritanismo, que de la lucha contra el racismo ha pasado a alimentar y a minimizar su forma más letal en las calles y en los templos de Europa y de las Américas: el antisemitismo”. Alejo Schapire.
Dice la escueta biografía que he encontrado hasta el momento que Alejo Schapire es argentino, residente en Francia y periodista ocupado principalmente de la política internacional. La lectura del que parece su único libro publicado (Península 2021), “La traición progresista” me ha llevado casualmente a encontrar alguien con criterio que coincide conmigo en alguno de los pensamiento que me vienen últimamente a la cabeza a propósito de la política actual. Me ha llamado especialmente la atención el capítulo 4 de su obra “El lenguaje exclusivo” donde da un varapalo inteligente a la nueva moda de “los diputados y las diputadas”, el portavoz y la portavoza, “lxs trabajadorxs” y muchos otros ejemplos que da no solo en español, sino en muchos otros idiomas. Cabría preguntar a los defensores de ese lenguaje como podríamos escribir una novela siguiendo esas normas. Me ha parecido también extraordinariamente lúcido el capítulo sobre “La izquierda identitaria” donde repasa la destrucción de la unidad contra el sistema capitalista sustituida por una infinidad de luchas exclusivistas buscando su egoísta salvación y dejando de lado aquello que llamábamos las “clases sociales”. Habla también del nuevo antisemitismo que se justifica contra el pequeño Estado de Israel, del respeto estúpido a las religiones que denigran a las mujeres o de la censura contra todo tipo de opinión o incluso de humor por “respeto” y por no ofender, olvidando que la libertad de expresión ha sido y es la base de nuestra democracia. Un excelente libro, sin duda que da mucho que pensar.