John Le CarréMIS REFERENTES. Sin un ápice de exageración tengo que decir que mi familia, padres y hermanos, fueron mis primeros referentes en lo que se refiere a literatura, lectura y curiosidad. Mi casa era en sí una biblioteca y recuerdo la enorme colección de Premios Nobel de mi padre, la maleta llena de novelas del oeste de mi hermano, la afición de mi madre a las novelas de la radio y los libros de historia de mi hermana.

Tengo que confesar que uno de mis primeros referentes literarios fue Silver Kane, autor de novelas del oeste que yo empecé devorar. Sí, Silver Kane, nada menos que Francisco González Ledesma al que conocí muchos años después, en persona y colaboré con él en la revista Vivir en Barcelona. Él fue uno de mis primeros referentes y sus consejos a la hora de escribir novelas me fueron de lo más útil. De hecho la primera novela que me puse a escribir, cuando yo tenía unos ocho años era del oeste, claro, y solo recuerdo el nombre del protagonista Al Brewer pues seguramente ni siquiera llegué a poner título al relato.

Del magnífico libro de historia que usaba mi hermana salió una enorme afición a la historia del Oriente Medio que años después se plasmaría en mi novela “Los reyes y los dioses”, aún sin publicar y de ahí pasé a mi siguiente autor de referencia, Julio Verne, mi “profesor de geografía” con “Las aventuras del capitán Hatteras”, “Un capitán de quince años”, “La isla misteriosa” hasta llegar a mi siguiente referencia, Isaac Asimov al que llegué desde “De la tierra a la luna”. De tal manera me influyó Asimov que uno de mis trabajos principales en la Universidad, en la Facultad de Ciencias de la Información, fue nada menos que un estudio de la serie sobre “La Fundación”. En algún momento, tal vez al tiempo de leer “Yo robot”, mi mejor amigo (tristemente ya fallecido) me regaló “El espía que surgió del frío” y eso cambió definitivamente mi afición literaria. John Le Carré fue desde entonces mi referente no solo para leer sino también para escribir. De ahí me costó muy poco seguir con los clásicos del espionaje británico, Green sobre todo. No obstante Le Carré fue y ha sido un punto de partida que también me llevó desde “Asesinato de calidad” o “Llamada para el muerto” hacia los autores de novela negra, ¡todo un descubrimiento! Dashiell Hammet, sin duda, Michael Connelly, Ellroy, Capote, Highsmith y desde luego González Ledesma y sobre todo John Connolly al que también conocí personalmente y me sentí fascinado por su obra.

Metido yo ya en vereda como escritor y periodista tuve la suerte de conocer primero a Armando Matías Guiu, otro de mis referentes, con el que trabajé en la revista Lecturas y tuve el honor de tenerle como amigo y a otro de mis referentes, amigo, compañero y colaborador, Fernando Martínez Laínez. Género negro, espionaje, historia, periodismo y saber hacer sitúan a Fernando como uno de los autores que más me han influido.

Siempre con los ojos, los oídos y la sensibilidad abierta, he apreciado y asimilado enseñanzas de otros autores a los que he ido conociendo y leyendo, José Luis Muñoz, Daniel Silva, Terry Hayes o Antonio Manzanera.

De todos estos que he nombrado y alguno que se me habrá pasado, he aprendido a expresar ideas, aficiones, conocimientos y ¿por qué no decirlo? inventos, más cercanos al espacio exterior que a la vida real porque, eso sí, también he escrito algo por ahí desde la distopía en la Tierra al sistema Alpha pasando por Saturno. Nunca, nunca, he olvidado a Isaac Asimov. 

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