Novela negra o novela de espionaje

Desde mi primera novela, “Como lágrimas en la lluvia”, he trabajado en una simbiosis del género negro y el espionaje. En algunos de mis títulos de novela negra como la mencionada o en “Los peces solo flotan muertos”, “El heredero del diablo” o “Ajuste de cuentas” mis personajes, a veces principales o a veces secundarios, suelen tener una íntima relación con los servicios secretos. En otras, de espionaje como “La ruta de los contrabandistas”, la mencionada “El heredero del diablo” o “El espía imperfecto”, la técnica de narración es sin duda de género negro, es decir, acción, escenario y diálogo. Tanto en la novela negra, obviamente, como en el buen relato de espionaje subyace siempre, al menos en lo que a mí respecta, una crítica social o al menos una exposición descarnada de cómo funciona la sociedad, sin caer en la “aventura” por sí misma. Al mismo tiempo he alternado la novela con el ensayo, ahondando en la temática de los servicios secretos pero, sin olvidar, que en mi formación literaria están en primera línea, junto a John Le Carré, Graham Green y Norman Mailer, escritores de género negro puro y duro como Dashiel Hammett, Michael Connally, John Connolly o González Ledesma. En mi caso no hay que olvidar que tengo también una notable vertiente de Ciencia Ficción que plasmé en “El proyecto Alpha” y en un par de obras aún pendientes de publicación. Para acabar de confundirlo todo está uno de mis trabajos preferidos, “Las cartas de Antioquía” donde se une la novela histórica (por obra y gracia del escenario, Jerusalén, año cero), la de espionaje con un agente doble llamado Judas Iscariote y la novela negra con las andanzas de Cayo Séptimo Marcelo.
Llegados a este punto se impone sobre todo la aclaración, ¿es la novela de espionaje un subgénero de la novela policiaca. ¿O debemos decir novela negra? Para empezar no está mal tener claro que la clasificación de la novela es una tarea tan ardua como aquello que decía Poncio Pilato (según el evangelio) “¿La verdad, y qué es la verdad?”.
Supongo que estamos de acuerdo en que hay dos clasificaciones básicas: “novela fantástica” y “novela realista”, lo que deja abierta la definición de que la novela realista se refiere al escenario y el tiempo, no a la acción que en una novela siempre es inventada, ficticia, más o menos encajada en hechos reales… es decir ya un poco ambigua.
Decir que la novela de espionaje es un subgénero de la novela policiaca es falso por un par de razones, primero porque la novela de espionaje casi nunca trata de crímenes y menos de investigación de crímenes y segundo la “novela policiaca” no necesariamente es crítica y dura con la sociedad y con sus protagonistas. Esa dureza y esa crítica es lo que la convierte en “novela negra” sustituyendo incluso a veces lo policiaco o lo ilegal por la vida cotidiana, muchas veces descarnada y violenta. Ahí tenemos lo que es una novela negra. ¿Algo que ver con el espionaje? Nada, salvo la coincidencia, que yo uso algunas veces, por ejemplo en la definición de un personaje o en sus contactos. Imaginemos un asesino a sueldo, un sicario, personaje de uno de nuestros relatos “negros” que se ha formado en el Mossad (en el KGB o la CIA) y mantiene contactos en esos organismos. ¿De que hablamos entonces, de novela negra o de novela de espionaje? Y lo que es más importante, ¿qué importancia tiene que sea una novela negra, de espionaje, cómica o histórica? Lo que es cierto es que la novela de espionaje trata de eso, de espionaje, de servicios secretos, de relaciones internacionales en la época actual, en el pasado o en el futuro. Eso es indiscutible y no es necesario forzar para meterla en la estantería de “novela policiaca” simplemente porque no lo es. Le Carré raras veces mata a alguien en sus novelas y si lo hace no es la esencia de la trama, ni mucho menos, ¿lo vamos a clasificar como subgénero de “novela policiaca”? ¿Alguien se atreve a clasificar a John Le Carré como autor de novela policiaca?
Y para terminar, hablando de un servidor, he escrito novela de espionaje, novela negra, novela histórica, de ciencia ficción y creo recordar que una novela erótica, además de relatos cortos negros, grises, humorísticos y trágicos. ¿Qué soy? Pues eso, sin entrar en arduas definiciones, un escritor.

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